Los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, conocidos como Los Chapitos, se han convertido en los objetivos prioritarios de Estados Unidos por su presunta responsabilidad en el tráfico de fentanilo, el opioide sintético que ha causado miles de muertes en ese país.
Según la DEA, Los Chapitos son los líderes de la facción más poderosa, violenta y despiadada del cártel de Sinaloa, que controla el trasiego de drogas en varios estados de México. La agencia antidrogas ha revelado algunos de los crueles métodos que utilizan para someter y eliminar a sus rivales, como arrojarlos desde avionetas o darlos de comer a sus tigres mientras aún están vivos.
Estas prácticas han sido confirmadas por Dámaso López Serrano, alias “El Mini Lic”, quien fue amigo y socio de Los Chapitos hasta que se convirtió en testigo colaborador de la fiscalía estadunidense. En una entrevista exclusiva con la periodista Anabel Hernández, publicada por MILENIO1, “El Mini Lic” relató cómo Los Chapitos ordenaban torturar y asesinar a sus enemigos con saña y crueldad.
Los Chapitos han negado las acusaciones en su contra y han enviado una carta a MILENIO2para deslindarse de la producción y el comercio de fentanilo, así como de los homicidios y las actividades del crimen organizado que se les atribuyen. Sin embargo, las autoridades estadunidenses mantienen una recompensa de hasta 5 millones de dólares por cada uno de ellos y los consideran unos de los narcotraficantes más prolíficos del mundo.