A su llegada a la Ciudad de México después de haber conquistado la medalla de bronce en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, donde, además, impuso nueva marca paralímpica en lanzamiento de disco con 33.74 metros, Rosa Carolina Castro Castro dijo que “valió la pena todo el sacrificio, apenas me está cayendo el 20, lo empiezo a disfrutar, pero con los pies bien puestos sobre la tierra”.
La atleta originaria de La Ribera manifestó que fue un esfuerzo de muchas personas, su familia, su entrenador Humberto Alejandro Cosío, de los habitantes de su comunidad que la impulsaron en todo momento, de las autoridades de Los Cabos y del INSUDE, para poder lograr este resultado que es el principio de muchos, “porque ahora hay que pensar en el mundial y París 2024”.
“Fueron tres semanas de estar lejos de mi tierra, pero allá sentía el apoyo de todos, vamos a seguir trabajando para poder pelear la medalla de oro en el mundial el próximo año, pero también quiero que más jóvenes se motiven y se den cuenta que si es posible alcanzar estas metas”, señaló la deportista.
A su vez, Rosángela Castro García, madre de la atleta, dijo que “han sido momentos increíbles, desde el sábado no dormimos para estar esperando el momento que iba a participar, luego cuando la vimos que iba en un buen lugar no podíamos ni hablar, estábamos llorando por la emoción, fue un sentimiento muy especial”.
“En el aeropuerto fue otro momento muy emotivo después de varios días sin verla y poder abrazarla, es algo indescriptible, además la gente que quería tomarse fotos con ella, estamos muy orgullosos de Rosita, no solamente nosotros, sino todos en La Ribera ya quieren que llegue”, comentó.
Rosa Carolina se reunión también con su padre Oscar Castro Yépiz y su entrenador Humberto Alejandro Cosío Agúndez, con quienes compartió la tarde de ayer su experiencia en Tokio 2020.