“El político es y su circunstancia” es una frase añeja acuñada por el escritor español Ortega y Gasset que se explica sencillo, a partir de concebir que el político no es solo el individuo con una personalidad específica y dotado de una ideología, sino que con el tiempo se influencia y adapta por las circunstancias en las que vive y trabaja. Esto pudiera ser el común denominador.
Bajo esta premisa, en el razonamiento encaja perfectamente Alejandro Rojas Tirado, un hombre polémico, carismático pero especialmente crítico del status quo que ocasionalmente paralizan en las sociedades los procesos de cambio y por supuesto consubstancial con una clara e innata vocación y compromiso con la lucha y el bienestar social y donde sin proponérselo, ha logrado construir -ante propios y extraños- una sólida imagen pública, no obstante las situaciones adversas y el tener que enfrentar los vendavales frente al exceso a veces inexplicable de cuestionamientos sin sustento, que al final terminan, como en la vida misma, probándolo como ser humano.
Así se forja el político, llamémosle precisamente a esa clase política que entiende esta disciplina, como el ejercicio o el mecanismo más eficaz para servir a la gente.
Rojas Tirado, ha construido en escasos años, en Los Cabos preferentemente, un gran andamiaje, exitoso, no solo como un empresario próspero, sino como un político que el tiempo lo ha situado en una posición preeminente y hasta cierto punto, envidiable y además en un lugar inmejorable para aspirar a cualquier puesto público ante la ausencia de figuras que correspondan realmente con talento, preparación y experiencia a los nuevos escenarios que exige la política sudcaliforniana y el país.
Su papel y trabajo más reciente como coordinador de la doctora Lenia Batres en BCS y su extraordinaria tarea de convocatoria y organización que sirvió para catapultar no solo a la ministra del pueblo, sino también al grupo de candidatos y candidatas que contendieron por un cargo en el poder judicial, logrando el triunfo en la elección del 1 de junio.
Una proeza en tiempos difíciles e interesantes.