Implementar este programa es un gran error porque, hay falta de recursos, debido a que el programa IMSS Bienestar se financia con los recursos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), lo que puede generar una carga financiera adicional para el instituto. Esto puede afectar la calidad de los servicios de salud que ofrece el IMSS a sus afiliados y comprometer la viabilidad financiera del instituto a largo plazo.
Limitaciones en la cobertura: El programa IMSS Bienestar está dirigido a personas que no tienen acceso a servicios de salud, pero su cobertura es limitada y no cubre todas las necesidades de atención médica. Además, el programa no cubre a toda la población y deja fuera a personas que podrían necesitar atención médica gratuita.
Falta de coordinación: El programa IMSS Bienestar se ejecuta de manera independiente del resto del sistema de salud en México, lo que puede generar problemas de coordinación y duplicidad de esfuerzos. Esto puede afectar la eficacia del programa y limitar su impacto en la población más vulnerable.
Falta de seguimiento: El programa IMSS Bienestar se enfoca principalmente en brindar atención médica y medicamentos, pero no tiene un enfoque preventivo ni ofrece seguimiento a largo plazo de las enfermedades crónicas. Esto puede limitar la capacidad del programa para mejorar la salud de la población a largo plazo.
Riesgo de politización: El programa IMSS Bienestar puede convertirse en un instrumento político para atraer votos y generar lealtades políticas. Esto podría comprometer la objetividad del programa y limitar su capacidad para responder a las necesidades reales de la población.
En consecuencia, estamos en contra del programa IMSS porque su implementación puede presentar limitaciones financieras, de cobertura, coordinación, seguimiento y riesgo de politización, por ende una grave violación a los derechos humanos.